Cada cultivo agrícola tiene sus necesidades específicas para su adecuado crecimiento, desarrollo y producción. Entre ellas, destaca especialmente la luz solar directa. Esto se debe a que sus rayos solares están compuestos por la mayor parte por radiación ultravioleta y la luz visible (con matices de rojos, azules y cerca del infrarrojo). Esta luz solar es fundamental para la fotosíntesis, uno de los principales procesos clave en el mundo vegetal.
Cultivo agrícola.
Los cultivos agrícolas tienen la necesidad de ser cubiertos de luz solar directa como principal fuente de energía. Esto permite la producción de compuestos necesarios para su adecuado desarrollo, así como la fotosíntesis, de la cual dependen en gran parte para obtener el oxígeno que proveerá a los habitantes del planeta. De esta forma, la luz solar directa es imprescindible para asegurar una producción agrícola óptima.
Este tipo de luz no solo es importante para la producción de los alimentos maduros, sino que también juega un papel destacado en la formación de plantas a partir de semillas, así como en algunas fases del crecimiento y desarrollo de una o varias especies vegetales. El tipo y la cantidad de luz que recibe un cultivo van a influir de manera decisiva en el conjunto de procesos metabólicos que generan su producción. Esto permitirá la óptima obtención de nutrientes, la mejor absorción de líquidos por el tallo, así como también la formación de frutos, flores y semillas.
Protección de los rayos del sol.
Otra de las razones por la que los cultivos agrícolas tienen la necesidad de ser cubiertos de luz solar directa, es porque los rayos solares ayudan a estimular el crecimiento de las plantas. La radiación ultravioleta estimula la producción de determinadas hormonas vegetales, como la auxina, encargada del crecimiento y desarrollo de los tallos, ramas y provocar el desarrollo de raíces y flores. Esto mejorará los tiempos de producción y/o maduración de los alimentos.
El sol es un elemento imprescindible para el adecuado crecimiento, desarrollo y producción de los cultivos agrícolas. Esta luz solar directa permite el buen desenvolvimiento de la fotosíntesis y la generación de oxígeno, así como la estimulación del crecimiento de las plantas. Además, proporciona la cantidad y el tipo de luz necesarios para que los alimentos puedan madurar y ser obtenidos para el consumo humano. Esta luz es, por tanto, una necesidad para asegurar los apropiados cultivos agrícolas por los años venideros.
Parámetros que debe mantener un cultivo agrícola en su temperatura
Mantener los parámetros apropiados de temperatura es uno de los aspectos más importantes del cultivo agrícola y la clave para el éxito de una buena cosecha. La temperatura es uno de los principales factores para la correcta germinación de una semilla y hay que tener en cuenta otras variables como el PH del suelo, la humedad, la luz y otros.
Las plantas necesitan un rango de temperatura adecuado para desencadenar la germinación de siembras y la formación de la plántula. Algunas plantas son más exigentes con respecto a la temperatura, para ellas el rango óptimo se encuentra entre los 15º y 25ºC. Si la temperatura es demasiado baja, las plántulas tendrán un desarrollo anormal, también se verán afectados los frutos al final de la cosecha.
Los cultivos también se ven afectados de manera drástica por los cambios de temperatura. El efecto de estos cambios sobre la producción está determinada por el grado en que la temperatura se mantiene por debajo o por encima del promedio. La temperatura es el factor ambiental más importante que influye en la producción y calidad de productos.
Temperatura del suelo.
Durante el establecimiento de un cultivo, la temperatura del suelo es un factor importante, es decir, el grado de calor que tiene la tierra y que depende de la ubicación geográfica. Por ejemplo, en una región cálida tendrá una temperatura constantemente alta durante todo el año, mientras que en una región fría presentará temperaturas más bajas. Esto se debe tener en cuenta al momento de planificar un cultivo.
En el proceso de germinación, los requerimientos de temperatura varían entre variedades. La temperatura óptima para la germinación de una semilla se refiere a la temperatura más adecuada para que la plántula comience a desarrollarse, a partir de la cual la velocidad de germinación aumentará. A medida que las plántulas se desarrollan, la temperatura óptima para cada variedad cambiará.
Una temperatura demasiado fría puede causar daños físicos y puede provocar que la plántula o los frutos no desarrollen correctamente, pero una temperatura demasiado elevada acabará por matar a muchas plantas por calor excesivo. En los cultivos de las áreas de clima frío, los agricultores tienen que mantener la temperatura lo más estable posible sin permitir grandes oscilaciones o cambios drásticos. Esto significa que tendrán que limitar la exposición de sus cultivos a temperaturas frías y proporcionar abrigo adecuado para los fríos más agudos.
Cultivos en clima cálido.
En los cultivos de clima cálido, los agricultores tendrán que buscar estrategias que permitan evitar los daños causados por temperaturas muy altas. Pueden cubrir las plantas con lonas que ayuden a mantener la temperatura adecuada. Sin embargo, si no tienen una buena infraestructura agrícola, podría ser difícil conseguir los resultados deseados.
Mantener un adecuado control de la temperatura en un cultivo es la clave para el éxito de una buena cosecha. Si bien es una tarea difícil lograr un entorno óptimo, es necesario monitorear y ajustar la temperatura a través del tiempo y períodos estacionales para asegurar resultados óptimos. La temperatura es uno de los parámetros más importantes para obtener un rendimiento, calidad y aprovechamiento de los cultivos.
Aportaciones de un cultivo agrícola regulado en su temperatura y humedad
El control de temperatura y humedad para un cultivo agrícola reglado es una práctica muy común entre los agricultores. Esta forma de regulación de clima provee un ambiente que permite una mayor producción y calidad de frutos y vegetales, mejorando las tasas de crecimiento y maduración.
Regulando la temperatura podemos optimizar el crecimiento de los cultivos agrícolas. La temperatura óptima para todos los cultivos varía dependiendo de la variedad, del tipo de tierra y del lugar. Provocar un descenso de temperatura durante la noche puede mejorar la absorción de agua por parte de las plantas y optimizar la síntesis de las sustancias orgánicas necesarias para la fotosíntesis. Esto es debido a la baja producción de centellas durante la noche y su elevada producción durante el día. Por lo tanto, el ajuste de temperatura a la luz solar favorece la manera en que el cultivo se desarrolla, madura y alcanza el óptimo funcionamiento de sus procesos.
Humedad el suelo.
Al regulando la humedad podemos mejorar el desarrollo de los cultivos agrícolas. Diferentes grados de humedad en el suelo pueden permitir que la planta guarde y desarrolle los nutrientes necesarios para su desarrollo y el ajuste de unos niveles de humedad óptimos beneficia el paso de oxígeno por sus estructuras. Esto se debe a que el agua absorbe y retiene el oxígeno, mejorando así la respiración de los cultivos. Por ello una vez absorbida, sus estructuras se expanden, permitiendo mayor circulación de nutrientes, oxígeno y luz, el control de la temperatura y humedad pueden practicarla tanto en el aire como en el suelo. Para esto, el agricultor puede elegir el uso de métodos mecánicos como calentadores, ventiladores y sistemas de riego. Esto permite un ajuste más, exacto y personalizado de los dos factores, como así también una mayor rapidez y flexibilidad con la que se pueda brindar a los recursos.
El control de temperatura y humedad es una herramienta clave para la agricultura moderna. Esta práctica ofrece a los agricultores la posibilidad de mantener un clima adecuado para favorecer el crecimiento y desarrollo de los cultivos, así como también mejorar la producción y calidad de los alimentos. Una correcta regulación de clima, brinda mayores beneficios no solo para el agricultor, sino también para el consumidor.